El 17% de los empleos en México pertenecen a la industria manufacturera, la cual fue potenciada por el TLCAN hace dos décadas, sin embargo, esos trabajos son los que hoy corren mayor riesgo de ser reemplazados por máquinas.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entrará en vigor el 1 de julio y, con ello, un nuevo desafío para el mercado laboral mexicano: la aceleración del proceso de automatización en las empresas y su impacto en la mano de obra nacional, advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Roberto Martínez Yllescas, director del Centro de la OCDE en México para América Latina, explicó que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) —la versión anterior del T-MEC— catapultó a México como la potencia exportadora de manufactura de Latinoamérica, como consecuencia el 17% del empleo formal de nuestro país está dedicado a la manufactura de exportación, por arriba del promedio de 14% de los países que integran la organización.
“Esto tiene una enorme implicación e importancia para perfilar el futuro del empleo y de la competitividad de México hacia el T-MEC. El empleo que acabo de describir es un empleo enfocado en la manufactura de ciertas cosas dentro de cadenas globales de valor, por ejemplo la automotriz y la de autopartes. Si tú lo ves en piso de producción, son actividades mayoritariamente repetitivas y rutinarias; eso significa que ese tipo de empleo es vulnerable a la robotización, a la automatización que trae la revolución digital”, dijo en entrevista Roberto Martínez.
Mientras en la OCDE se ha intensificado la discusión sobre el futuro de los empleos ante la automatización, México está más expuesto a la sustitución de mano de obra por robots, en especial en el sector de manufactura.
“Esto significa que México no se puede dormir en sus laureles. Es muy positivo que haya avanzado el T-MEC, pero que México debe de ver en el T-MEC una oportunidad de continuar dando saltos en plural, cualitativos, para redefinir su perfil a áreas menos vulnerables dentro de las cadenas globales de valor”, expuso Martínez Yllescas.
Áreas de oportunidad
El Director del Centro de la OCDE en México para América Latina consideró que nuestro país debe apostar por reubicarse en las cadenas globales de valor enfocadas en áreas como diseño, innovación, servicios y soportes, para que el futuro del empleo esté menos amenazado por la automatización.
Esta reconfiguración del perfil productivo de México es una acción a mediano plazo para proteger el empleo en el país. Pero no se pueden perder de vista las acciones a largo plazo, como la preparación del talento para el futuro del trabajo.
“El 2020 es el año en que llega a su punto álgido el bono demográfico y en adelante empezamos a perder ese bono demográfico porque empezamos a tener menos jóvenes. Los chicos que están ahora saliendo de la educación básica están revelando resultados estacionarios o planos en la tendencia de México en la prueba Pisa, que como sabemos mide tres cosas: la comprensión de lectura, la habilidad matemática y el razonamiento científico. Y ahí vemos que México se ha estancado por más de dos décadas”, acotó Roberto Martínez.
Este estancamiento en el aprendizaje y principalmente en las habilidades que requiere el futuro del trabajo, expuso, ponen a México ante la necesidad de hacer algo “transformador” para cambiar la tendencia. De lo contrario, “vamos a perder no solamente el bono demográfico, sino la capacidad de esos datos cualitativos que ya mencioné”, concluyó.
En Capital Humano