Reconoce que no era un mecanismo perfecto, pero defiende que sí funcionaba.
La desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) “nos va a dejar en una situación de vulnerabilidad”, alertó Hugo González Gutiérrez, quien fuera director de ese mecanismo entre 2001-2002, y a quien le correspondió atender la emergencia durante los huracanes Isidoro y Juliette, y dos sismos de 6.1 y 6.5 de magnitud con epicentro en Colima y Guerrero.
“Estamos perdiendo un instrumento que era de vanguardia internacional en el tema de protección civil. Pensar que era un mecanismo perfecto es ilusorio, pero estaba funcionando… (Si el gobierno) tiene elementos para afirmar que hay algún abuso de ese recurso o de tal fideicomiso, pues hay instancias de procuración de justicia. Eso es simplemente un maquillaje. El gobierno puede disfrazarlo de la manera que quiera, y lo que necesita es dinero, y es el de los fideicomisos”, afirmó.
Explicó que el Fonden tiene reglas de operación sobre las declaratorias de emergencia, de tal manera que se entregaban poco a poco a los gobiernos locales los recursos para reconstrucción de infraestructura, víveres y enseres de limpieza, en función de que comprobaran la licitud de las compras.
Entrevistado vía telefónica por El Economista, expuso que en caso de que el Congreso confirme la eliminación de 109 fideicomisos, entre ellos el Fonden, gobernadores, presidentes municipales y sobre todo ciudadanos afectados por desastres naturales, no tendrán la garantía de que serán atendidos si los legisladores federales no definen nuevas reglas.
Indicó que la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria ya establece que la Secretaría de Hacienda debe destinar una cantidad no menor a 0.4% del presupuesto federal anual para la prevención y atención de emergencias, pero los legisladores —alertó— deben definir reglas de suministro a los estados y municipios.
“Habrá que ver qué mecanismo disponen ahora. Pero si el 2 de enero del 2021, un gobernador o presidente municipal enfrenta un temblor, un fenómeno volcánico, ciclónico o lluvias atípicas, ¿qué hará? Antes ya se sabía: tenían que dirigir una carta al secretario de Gobernación (actualmente al de Seguridad y Protección Ciudadana) pidiéndole que declare una emergencia y explicándole las razones. Había un camino ya listo. ¿Ahora habrá que ir a pedirle el favor al presidente de la República?”, se preguntó.
González Gutiérrez explicó que el Fonden es un instrumento administrado por Banobras, el cual a su vez podía invertir en instrumentos financieros certeros que garanticen al gobierno federal contar con los recursos para las emergencias, y en su caso un remanente mínimo inflacionario.
Dijo que esta situación permitía al propio Fonden mantener los recursos en años que no ocurrían fenómenos naturales catastróficos.
“No era un regalo del gobierno. En primer lugar, los gobiernos de los estados tenían que acreditar que el fenómeno era atípico e impredecible. Eran las dos palabras que yo le decía a los gobernadores y a los presidentes municipales: acredita, vete con Conagua o Cenapred y que ellos te den un dictamen. Así lo ordenan las reglas de operación. Un dictamen en el que se diga que ese fenómeno no se pudo haber previsto. Y también se pedía un dictamen de la Secretaría de Finanzas estatal o municipal que acreditara que no tiene capacidad financiera para hacer frente. Si se juntaban esas dos condiciones, se daba una parte; si era para viviendas humildes dañadas o escuelas, tenían que acreditarlo”.
Mencionó que el argumento del gobierno de que los fideicomisos eran manejados sin transparencia, no es correcto, ya que la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha hecho señalamientos sobre ellos en sus revisiones a la Cuenta Pública.
“(El gobierno federal) dice que los fideicomisos eran cajas oscuras; ciertamente, pero eso es en el ámbito privado, porque un fideicomiso público es tan auditable y tan revisable como las cuentas de cualquier otra dependencia, hay mucha transparencia alrededor. Y está muy normado, hay reglas de operación e interviene un comité técnico en el que participa Banco de México, Banobras, Hacienda, Sedesol (hoy Bienestar), Gobernación (actualmente Seguridad y Protección Ciudadana). Y todavía había que pedirle los recursos a la comisión intersecretarial que revisaba cuánto había en el fideicomiso y cuánto se podía ejercer”, destacó.
“Yo no puedo dar cuenta de que se haya utilizado bien o mal en los últimos años, sexenios, pero sí sé que tenía un mecanismo muy sólido, que tenía operaciones muy complejas que garantizaban que los recursos que integraban al Fonden se usaran de la mejor manera y se orientaran a la reparación o la restauración de los daños que pudieran haber provocado fenómenos naturales perturbadores”, concluyó.
En La Jornada