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Pierde José Humbertus Pérez Espinoza su credibilidad ¿qué hay detrás del “líder social”?

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El dirigente del Frente Mexiquense y el movimiento Presunción de Inocencia ha destacado por su aparente lucha en defensa de los derechos humanos, sin embargo, detrás de él se esconde un personaje poco visible, abominable y subversivo desde su ambición personal.

En México y el mundo vivimos momentos de incertidumbre e inestabilidad, tiempos complicados en materia económica, política y social; el escenario ideal para que los seudolíderes o falsos líderes puedan afianzarse ante la vulnerabilidad de la sociedad, mostrándose como héroes o defensores que aparentemente buscan el bienestar colectivo. Tal es el caso de José Humbertus Pérez Espinoza, quien hoy en día dirige dos movimientos que, de acuerdo con testimonios de varias personas, dirige desde sus intereses personales.

¿Quién es realmente este personaje que convoca a manifestaciones de manera irresponsable, explica -sin explicar- los procesos legales, condena supuestas irregularidades de autoridades y desde hace varios años cobra cuotas a sus agremiados para “ampararlos” y “asesorarlos”?

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La forma de dirigir ambas organizaciones, así como la manera en que se conduce, muestran, con un poco de análisis, la verdadera persona y la baja calidad humana y ética de Humbertus Pérez:

Soberbio y sin empatía

En sus apariciones públicas siempre se maneja como un conocedor absoluto de los casos que representa e incluso de la Ley propia, sin flexibilidad a otros comentarios u opiniones externas a sus creencias. Varios videos testifican la mala forma que tiene para dirigirse incluso con sus propios seguidores, a quienes a veces exhibe o “regaña” con descalificativos y desde una postura paternalista o de superioridad. No se distingue un movimiento en conjunto, sino se maneja como si fuera casi un “mesías” que “ilumina” a sus agremiados.

No acepta sus errores ni limitaciones

Cuando vienen las complicaciones en los casos o los desalojos habitacionales que supuestamente él “ampara”, llegan también los señalamientos para exponer a terceros y deslindarse responsabilidades, con argumentos rebuscados sobre todo contra la autoridad y el sistema de justicia. Él nunca es culpable. Tampoco es autocrítico ni reconoce sus limitaciones, se dice que, para seguir cobrando cuotas y evitar mostrarse débil.

Charlatán y manipulador

Tiene grandes habilidades comunicativas y de persuasión, que lo han llevado a sumar a varias personas a su movimiento, algunas de las cuales testifican que han sido defraudadas por su forma de operar, fuera de toda legalidad. Utiliza discursos largos con mensajes poco claros y algunos tecnicismos en sus relatos. Es decir, que es un personaje de “buen verbo”, como se dice coloquialmente.

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Egocéntrico

En sus apariciones públicas generalmente se enfoca a su persona, abusa de las auto referencias y constantemente se cita a sí mismo, mostrándose como víctima del sistema, que pretende evitar que alguien más pase por lo que él pasó. No escucha, sólo domina. Los grandes pensadores señalan que un buen líder no es el que “salva”, sino el que empodera; y este no es el caso de Humbertus Pérez.

Avaricioso y rencoroso

Detrás de dichos movimientos está su gusto por el dinero y una vida cómoda, ya que cobra cantidades mensuales a sus agremiados, de quienes recientemente señaló que no le han pagado y tienen que ponerse al corriente con los pagos. Cabe decir que cuando alguien abandona alguno de sus movimientos tiende a descalificarlos y exhibir irregularidades de su forma de actuar, además de señalarlos como mal agradecidos.

Estas evidencias aunadas a la falta de resultados hacia varias personas defraudadas, están generando que sus organizaciones cada vez pierdan más fuerza y credibilidad, exponiéndolo como un personaje sin escrúpulos que es guiado sólo por sus intereses personales, sean estos sociales o económicos. En estos tiempos, más que nunca, habrá que tener cuidado de los charlatanes.