Ciudad de México. El resultado de las elecciones del domingo, especialmente en la Ciudad de México, “debe llevar al presidente, a los diputados que sí fueron elegidos y a los senadores, que nunca dicen algo importante, a reforzar la interlocución con esa parte de la sociedad que no votó por nosotros, que es muy demandante y que tiene razón en sus exigencias”, sostiene Pablo Gómez Álvarez, uno de los damnificados del viraje político que experimentó la capital del país.
Más que buscar culpables, el morenista, que finalizará una larga trayectoria como legislador el 30 de agosto, habla de los errores de su partido. “Pensamos como siempre lo hacemos. Dijimos que nuestra fuerza electoral nos va a sacar, que somos chipocludos. Y no establecimos la comunicación necesaria. Nos perdió la soberbia”.
Gómez, dirigente de izquierda veterano, ex líder de Morena, fogueado como legislador –cinco veces diputado, una vez senador y una vez más asambleísta— perdió en la contienda electoral por un escaño en la próxima Cámara de Diputados ante Gabriel Quadri, abiertamente de derecha, cuyo desarrollo profesional siempre estuvo a la sombra de las cúpulas empresariales y que ganó notoriedad con su famosa clasificación de los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas como “lastres” del país. Y perdió, además, por 9 puntos porcentuales en el distrito de Coyoacán.
Pero este resultado, asegura Gómez, ex preso político, de la generación de líderes históricos del movimiento del 68, “no tiene nada que ver” ni con el ganador ni con él.
“El fenómeno que vivimos este domingo tiene que ver con una franja que hay en la sociedad que salió a votar en contra de la Cuarta Transformación sin estar realmente en la oposición; un sector que no está convencido de la gestión ni del gobierno ni del Congreso; que tiene, no solo dudas sino certezas, de cosas que no debieron hacerse y de cosas que no se hicieron y sí deben hacerse, cosas nuevas”.
Al no lograr su relección en la Cámara de Diputados, analiza: “Lo que vimos en la parte centro poniente de la Ciudad de México, en la ciudad de Puebla y varias ciudades más, fue un voto de electores que no son partidarios del PRI ni del PAN, que votaron masivamente por Morena en 2018 y ahora no quisieron votar por nosotros. En Coyoacán, en lo particular, estoy seguro de que Morena sigue siendo primera fuerza política, pero no puede gobernar sin tener actitudes de diálogo con estas fuerzas decisivas”.
En La Jornada