Actualmente, el programa cuenta con 599,299 aprendices activos, 223,000 egresados, y han sido beneficiados 1.3 millones jóvenes desde su inicio.jue 28 mayo 2020 06:00 AM
En Expansión Política
Dayra Vergara es coordinadora de Jóvenes Construyendo el Futuro, uno de los programas estrella del gobierno federal. Desde el inicio del sexenio, ha trabajado en este proyecto para ofrecer nuevas oportunidades de vinculación laboral para las personas de entre 18 y 29 años que no estudian ni trabajan.
La abogada por la UNAM reconoce que el programa, aunque tiene muchas virtudes y bondades, no va a resolver otros problemas sociales, como la pobreza, la desigualdad o el desempleo. Admite que «en estricto sentido”, los cerca de 600,000 aprendices actuales están en un “programa de capacitación para el trabajo».
«El programa no puede con todo, no puede terminar con la violencia, la discriminación, el desempleo, la pobreza, la desigualdad (…) pero el programa tiene sus virtudes y son muy positivas», señala en entrevista.
La coordinadora del programa considera que los casi 600,000 aprendices ya «están incluidos en actividades productivas», solo que en una etapa de capacitación.
«(Jóvenes Construyendo el Futuro) es una oportunidad de aprender trabajando, para tener experiencia. Recordemos que estos chavos no habían tenido oportunidades para poder ser incorporados al mercado laboral, que ya estén en una capacitación forman parte de la población que está trabajando, a lo mejor están en una etapa de aprendizaje y capacitación, pero ya están incluidos en actividades productivas», dice.
Aunque estos jóvenes tienen seguro médico, contra accidentes y riesgos de trabajo, y maternidad ante el IMSS, no cuentan como empleos creados, como señaló el año pasado el titular del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo, quien mencionó que pese a que son personas que cuentan con un ingreso superior al salario mínimo –actualmente reciben 3,748 pesos–, tienen acceso a seguridad social y participan en la Población Económicamente Activa (PEA), no están considerados en las cifras.
No obstante, tras la emergencia por COVID-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador considera que de Jóvenes Construyendo el Futuro saldrán 230,872 nuevos empleos, para completar los dos millones que prometió .
La funcionaria señala que en esta situación de COVID están haciendo una estrategia especial para jóvenes y están «echando toda la carne al asador» para que ellos puedan tener una opción de capacitación en este momento de contingencia, donde se ha visto que han resultado afectados.
«De alguna manera apoyas a los chavos que no tienen opciones de trabajo y los ayudas a que se incorporen en un centro de trabajo y aprendan trabajando y, por otro lado, tienes unidades económicas que a lo mejor no están resistiendo porque no tienen liquidez; entonces, les ayudas con mano joven para que ellos puedan mantenerse, es un círculo virtuoso y es un ganar-ganar», afirma.
El 10% no entendió el objetivo
La coordinadora de Jóvenes Construyendo el Futuro reconoce que han tenido casos de personas que no han entendido cuál es el objetivo del programa, que es que se capacite y se le enseñe al becario, por lo que estas empresas han dejado de participar en el programa.
Desde el año pasado, han implementado visitas para revisar las capacitaciones, por lo que tienen el control del funcionamiento del programa, conocen a los jóvenes, los visitan y cuando encuentran a empresas u organizaciones que no “están a la altura del programa”, dejan de participar.
“Las empresas, organizaciones, la gente, que no estaba la altura –más o menos el 10% de todo nuestros centros de trabajo– a ese porcentaje nosotros le cerramos las puertas, por decirlo así, y dejan de participar», afirma.
Hasta el momento, Jóvenes Construyendo el Futuro tiene una meta de 2.3 millones de jóvenes beneficiados durante el sexenio, de los cuales se han alcanzado 1.3, de acuerdo con Vergara Vargas. Sin embargo, señala, que si el presidente lo aprueba, podrán expandir.
“Si hay jóvenes que a lo mejor siguen necesitando el programa y el presidente nos da la venia, nosotros vamos a seguir en ese sentido”, comenta.
Las virtudes del programa
Si bien reconoce que no resolverá otros problemas sociales, para Vergara Vargas, lo más importante del programa es que es “un semillero de talento”, ya que ofrece oportunidades a los jóvenes que habían sido excluidos, empodera a las mujeres y demuestra que se puede trabajar de manera coordinada y estrecha con el sector privado, al tiempo que se fortalecen las unidades económicas.
“Tenemos un alto índice de jóvenes que no tienen la posibilidad de trabajar, pero por otro lado las empresas y el sector privado han señalado que tienen problemas para encontrar cuadros calificados, entonces se unen en estas dos: esta necesidad y esta realidad, entonces el programa encuentra un nicho de oportunidad”, comenta.
Actualmente están inscritos 237,000 centros de trabajo, de los cuales el 94% tiene de 0 a 50 empleados. La coordinadora sostiene que el diseño del programa, promueve el aprendizaje 1-1 de unidades pequeñas, como talleres, herrerías, que son a las que le están apostando porque es el porcentaje mayor de la economía mexicana.
A su vez, las empresas –además de que encuentran mano de obra– reciben la experiencia de los jóvenes, incluso en los temas de tecnología, donde en algunas ocasiones hasta les ayudan a los comercios a poner su página web.
En el caso de los jóvenes beneficiados, les muestran un “anillo de oportunidades” para que cuando terminen el programa, puedan elegir qué quieren hacer.
Detalla que de los 223,081 egresados al 26 de mayo, el 23% inició o está por iniciar un negocio; el 29% se queda en donde se capacitó o entró en otro trabajo; el 27% está buscando empleo, el 11% regresa estudiar y el 1% tiene otros intereses.
Otra de las bondades del programa, de acuerdo con Vergara Vargas, es que empodera a las mujeres, pues el 60% de los aprendices actuales son del sexo femenino, mientras que el 54% de los egresados son mujeres que se dedicaban el cuidado de los niños, de los adolescentes, de las personas mayores, de las personas con discapacidad o con alguna enfermedad, actividades que no son remuneradas.
“Esto quiere decir que el programa está empoderando a las mujeres, les está dando una opción de inclusión laboral y social más allá de la casa, eso algo importantísimo y nosotros estamos haciendo acciones para poder de alguna manera darles herramientas para que puedan conocer sus derechos”, comenta.