París. La pandemia del nuevo coronavirus, que ya ha generado problemas sin precedentes en sistemas escolares, afecta aún más el acceso a la educación a estudiantes pobres, jóvenes y alumnos con discapacidades, afirma la Unesco en un informe divulgado el martes.
En un demoledor informe, la Unesco afirmó que unos 260 millones de niños no tuvieron acceso a la educación en el año 2018, aunque las disparidades aumentaron con la pandemia del nuevo coronavirus.
Los niños de las comunidades más pobres, así como las niñas, los discapacitados, los inmigrantes y las minorías étnicas se encontraban en una clara desventaja educativa en muchos países, señaló la entidad basada en París.
En 2018, «258 millones de niños y jóvenes fueron completamente excluidos de la educación, con la pobreza como el principal obstáculo para el acceso», apuntó el informe.
Esto representó el 17% de todos los niños en edad escolar, la mayoría de ellos en Asia meridional y central y África subsahariana.
Este cuadro se agravó con la pandemia del nuevo coronavirus, que afectó a más del 90% de la población estudiantil mundial por el cierre de escuelas, según el informe.
Mientras niños de familias con medios podían continuar estudiando desde su casa usando computadoras portátiles, teléfonos móviles e internet, millones de estudiantes quedaron desconectados por completo.
«Las lecciones del pasado -como con el ébola- han demostrado que las crisis de salud pueden dejar atrás a muchos, en particular a las niñas más pobres, muchas de las cuales nunca volverán a la escuela», escribió la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, en el prólogo.
Puestos al margen
El informe apuntó que en los países de bajos y medianos ingresos los adolescentes del 20% más rico de los hogares tenían tres veces más probabilidades de completar la primera parte de la escuela secundaria, hasta los 15 años, que los de hogares pobres.
Los niños con discapacidades tenían un 19% menos de probabilidades de lograr un dominio mínimo de lectura en 10 de estas naciones.
En 20 países pobres, principalmente en África subsahariana, casi ninguna niña rural completa la escuela secundaria, señaló la entidad.
En tanto, en las naciones más ricas, los niños de hasta 10 años que recibieron educación en un idioma diferente a su lengua materna obtuvieron un puntaje 34% menor que los hablantes nativos en las pruebas de lectura.
En Estados Unidos los estudiantes LGBTI tenían casi tres veces más probabilidades de haberse quedado en casa porque no se sentían seguros.
«Lamentablemente, los grupos desfavorecidos son puestos al margen de los sistemas educativos a través de decisiones más o menos sutiles que conducen a la exclusión de los planes de estudio, objetivos de aprendizaje irrelevantes, estereotipos en los libros de texto, discriminación en la asignación de recursos y evaluaciones, tolerancia a la violencia y negligencia de las necesidades», apunta el informe.
Segregación educativa
Dos países africanos aún prohíben a las niñas embarazadas de asistir a una escuela, 117 países permiten el matrimonio infantil y 20 aún no han ratificado una convención internacional que prohíbe el trabajo infantil.
Unos 335 millones de niñas asistieron a escuelas que no les proporcionaron los servicios de agua, saneamiento e higiene que necesitan para permanecer en clase mientras menstrúan.
En varios países de Europa central y oriental, los niños romaníes o gitanos están segregados en las escuelas convencionales. Y en Asia, a personas desplazadas como los rohinyás se les enseña en sistemas separados.
«Muchos países aún practican la segregación educativa, lo que refuerza los estereotipos, la discriminación y la alienación», señala el informe.
«Solamente 41 países en todo el mundo reconocieron oficialmente el lenguaje de señas y, en todo el mundo, las escuelas estaban más ansiosas por obtener acceso a internet que por atender a los estudiantes con discapacidades», apunta el documento.
La Unesco instó a los países a centrarse en los niños desfavorecidos cuando las escuelas vuelvan a abrir después de los cierres por la pandemia de coronavirus.
«Para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo, es imperativo avanzar hacia una educación más inclusiva», dijo Azoulay. «No actuar obstaculizará el progreso de las sociedades», apuntó.
En La Jornada