Viernes 11 de septiembre de 2020. La Caravana Nacional por una Vida Digna para los Pueblos Indígenas partió este jueves del puerto de Acapulco, Guerrero, compuesta por casi 200 integrantes del Concejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata –parte del Consejo Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG)–, del Frente Nacional por la Liberación de los Pueblos y de la Organización Campesina de la Sierra del Sur. También participaron representantes estudiantiles de algunas normales rurales del país.
Con la movilización, que tiene la finalidad de buscar una mesa de trabajo con el presidente Andrés López Obrador en la Ciudad de México, se exigió también a la administración federal que atienda necesidades prioritarias, pendientes desde hace años, además de que expresó su apoyo a comunidades étnicas de Chiapas, así como al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Entre las demandas destacan servicios de salud y educación, que se envíen maestros a zonas rurales de Guerrero y Chiapas, que sean desarticulados los grupos paramilitares, programas de alimentación y pavimentación de caminos. Asimismo, demandan reducir las tarifas de energía eléctrica y terminar con la inseguridad.
Los activistas, provenientes de las regiones de la Montaña Baja, costas Chica y Grande de Guerrero, se desplazaron a bordo de un autobús y varias camionetas y se concentraron ayer alrededor de las 10 de la mañana en la caseta de cobro de La Venta de la Autopista del Sol México-Acapulco.
Ahí solicitaron cooperación económica a automovilistas durante aproximadamente dos horas hasta que, hostigados por efectivos de las policías Federal y estatal guerrerense, se trasladaron a la caseta de cobro de Palo Blanco, en Chilpancingo.
En ese lugar gritaron consignas, entre ellas “¡Alto a la guerra narcoparamilitar contra los pueblos indígenas de México!”, y dieron lectura a un posicionamiento dirigido al EZLN y a los pueblos zapatistas, al CNI-CIG, al igual que a la Sexta Nacional e Internacional, entre otros organismos.
Venimos aquí para que los turistas, los medios de comunicación y el pueblo de México nos vean, porque mientras estamos muriéndonos de desnutrición en nuestros pueblos, nadie se asoma, allá nadie nos va a ver
, acotaron en su documento.
Los participantes en la caravana explicaron: Apenas tenemos para mal comer. Es más, muchos de los aquí presentes votamos porque creímos en un cambio, pero ya son dos años de gobierno (federal, encabezado por López Obrador) y a nuestros pueblos nomás no llega ninguna transformación ni nada
.
Declararon que la pobreza lentamente nos va asesinando por desnutrición; son cientos de niños y niñas que sólo comen frijoles, tortillas y chile todos los días de su vida; no hay verduras, no hay frutas. Aquí no se conoce más que en los libros lo que es una dieta balanceada. Y poco a poco vemos cómo a nuestros hijos les salen los jiotes, se ponen enfermos y muchos de ellos mueren, porque cuando les da una enfermedad de esas que según tienen cura, no la aguantan; otros no pueden aprender ni concentrarse en la escuela por el hambre
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Aseguraron que en sus pueblos los médicos llegan cada mes, y sólo llegan uno o dos médicos generales cuando mucho para atender a cientos de personas desnutridas o con enfermedades crónicas, y sabemos que no es culpa de los médicos, que cuentan con muy pocos recursos
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En cambio, indicaron, en los cuarteles militares se ve que tienen bastantes recursos para movilizarse rápidamente y que están bien equipados con mucha tecnología. Lo peor es que ni siquiera estén frenando la delincuencia; esa crece cada día más y también pasa a chingarnos: nos obligan a trabajar para cometer sus crímenes. Nos amenazan, nos someten
.
Afirmaron que si deciden liberarnos de los criminales y enfrentarlos porque el gobierno no hizo su trabajo, entonces también se van contra nosotros
, y que la guerra de exterminio contra los pueblos indígenas no ha concluido.
Elementos policiacos acudieron a la caseta de Palo Blanco, por lo que los contingentes partieron poco después del mediodía a la Ciudad de México, adonde arribaron cuando atardecía. Al cierre de esta edición, la policía capitalina escoltó a la caravana al Zócalo, donde los activistas planeaban instalarse y demandar hoy solución a sus peticiones.
En La Jornada