Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decálogo para rescatar la industria de hidrocarburos, a partir de frenar la privatización del sector energético y “terminar de limpiar la corrupción” en Pemex.
“Nunca más casos como los de Odebrecht o el de la compra a precios inflados de las plantas de fertilizantes, ni la entrega de moches o sobornos a funcionarios y a legisladores. Todo lo que representan significa una vergüenza”, sentenció.
En la ceremonia por el 83 aniversario de la expropiación petrolera, celebrada en Tabasco, el mandatario ratificó la política energética de su administración, en momentos en que su equipo litiga para evitar el freno a la nueva Ley de la Industria Eléctrica.
Recordó las motivaciones del presidente Cárdenas para decretar la expropiación petrolera, principalmente por los abusos de las empresas extranjeras que hacían “alarde de contar con apoyos poderosos, sintiéndose en tierras de conquista”, escribió el general.
Por eso, añadió López Obrador, dicha expropiación es uno de los actos de independencia económica y política más importantes de nuestra historia.
“Y aun con el paso del tiempo, esa decisión serena y firme (de Cárdenas) seguirá siendo un ejemplo de cómo actuar para enaltecer la dignidad nacional y perseverar en la construcción de una patria más libre, más justa, más democrática y más soberana”.
Enseguida delineó el decálogo.
El primer punto es “frenar la privatización del sector energético” porque “el único dueño del petróleo es el pueblo y los beneficios del energético siempre serán para el pueblo de México”, advirtió.
En el segundo señala el respeto por los contratos otorgados de la llamada reforma energética, pero no se entregarán nuevas concesiones para la explotación del petróleo y se protegerá a Pemex para mantener su participación actual en el mercado de las gasolinas, el diésel y otros derivados del crudo.
En el tercero habla de cumplir las metas de producir las gasolinas que el país consume, de ahí la importancia de las refinerías.
Enseguida indica que aun cuando se han descubierto tres importantes yacimientos, la extracción de petróleo se destinará a la refinación y no continuará la tendencia a exportar crudo y comprar gasolinas, es decir, “toda la materia prima será procesada en nuestro país”.
El quinto es la garantía de no sacar del subsuelo más de 2 millones de barriles diarios; para ejemplificar, “en nuestro gobierno extraeremos aproximadamente la mitad del petróleo que se explotó en todo el sexenio de Fox” a fin de reponer 100 por ciento de las reservas probadas y no afectar a las nuevas generaciones.
El sexto enunciado es acerca del fortalecimiento de las tareas de exploración y perforación de gas; antes, “en el periodo neoliberal, se optó por comprar en el extranjero para alimentar los negocios que estas compras representaban para políticos y directivos influyentes de empresas particulares, nacionales y extranjeras”.
Añadió, como séptimo, que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público seguirá reduciendo los impuestos a Pemex.
En el octavo ratificó que no habrá aumentos en términos reales los precios de las gasolinas, diésel y otros combustibles. “Se acabaron los gasolinazos”, garantizó.
El penúltimo es sobre el tema del combate a la corrupción y, al final, el compromiso de que no habrá despidos y se respetarán las condiciones y prestaciones laborales. Les reiteró el respeto al derecho de elegir libremente a sus representantes sindicales.
“Con los obreros de esta industria y con los obreros de todo México estamos rescatando a Pemex y estamos rescatando a la nación”, concluyó.
En La Jornada