El huracán Otis en Acapulco agudizó su necesidad de contar con una nueva planeación urbana y de dar un paso obligado para que el puerto se convierta en una ciudad inteligente, aseguró la coordinadora de Proyecto de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, María José Salcedo Campos.
De acuerdo con la especialista, la Fundación Friedrich Naumann desarrolló un análisis sobre la situación en esta ciudad costera previo al huracán y lo que necesita ahora post desastre.
Entre los principales hallazgos está que faltó generar infraestructura verde para que el lugar fuera sostenible, como la generación de playas inteligentes con malecones resilientes, la creación de áreas peatonales y ciclovías, la ejecución de una red de transporte público seguro y limpio, así como el cuidado de un espacio público incluyente.
“Si analizamos en las playas de nuestro país ocurre un fenómeno de apropiación e impacto ambiental y social. Todos los hoteles están construidos en primera línea de playa, y si algo enseñan otras ciudades que han sufrido catástrofes es que se tiene que dejar un espacio de playa para después dejar un malecón, éstos pueden estar diseñados con pavimentos inteligentes que absorben la parte de inundaciones. Es quitar de la primera línea de impacto en un huracán a las personas”, explicó en entrevista con El Economista.
“Debemos asegurarnos que las playas se mantengan como espacios públicos y no privados. Lo que nos demuestra este tipo de catástrofes es que hay que planear de manera inteligente para que estos riesgos se puedan mitigar y podamos enfrentarlos con mayor planeación”, añadió Salcedo Campos.
Dijo que desarrollaron un paquete de propuestas para la reconstrucción, proyecto que puede ser tomado por la Federación, el gobierno estatal o el ayuntamiento. En concreto, ahondó, Acapulco debe trabajar bajo cinco pilares que le permitirán ser una urbe inteligente: sustentabilidad, movilidad urbana, resiliencia ambiental, accesibilidad y transparencia.
Por ejemplo, en materia de sustentabilidad y resiliencia ambiental, detalló que se necesita trabajar para la recuperación de la flora y fauna originales de la zona, que incluye rescatar las playas, lagos, arroyos.
“Acapulco necesita reinventarse y desarrollarse con una planificación estructurada y ordenada, en el que las características del pilar de una ciudad resiliente, especialmente, se echen a andar. Muchas veces un impacto ambiental es mayor porque previamente se lastimó a la flora y a la fauna original”, ahondó.
Manifestó que también dentro de estos ejes se debe buscar la reconversión de la actividad económica principal del destino, que es el turismo. Se debe buscar que sea más responsable, incluyente; pero a la par se tiene que buscar la diversificación de actividades, que existan más fuentes de trabajo.
“En Acapulco se han enfocado mucho hacia el turismo, pero qué pasa con la gente que no quiere vivir o trabajar en esta zona. Se tiene que abrir el destino hacia otras actividades, apoyar a los emprendedores, a empresas de otros sectores, pero con enfoque sostenible”, comentó.
La coordinadora de Proyecto de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad explicó que otro pendiente a trabajar y que están dentro de estos cinco ejes es que el destino logre su autonomía financiera, y es que una ciudad inteligente genera sus propios recursos, es autosuficiente, es responsable.
“Acapulco está esperando a lo que le asigna el gobierno federal, está esperando a que llegue un presupuesto, ayuda internacional o fondos. Debe buscar a futuro generar sus ingresos, por impuestos locales e inversiones, no debe estar siempre dependiendo de algo más, debe organizar un catastro que le permite invertir en esos proyectos a largo plazo con una estrategia de visión de ciudad inteligente”, consideró.
Conformación de clústeres
Por su parte, Daniel Peña Zepeda, CEO de Local Adventures, explicó que a partir de Otis la actividad turística de Acapulco debe generar un plan de contingencia, tiene que generar un plan sobre posibles escenarios catastróficos, a la par, su turismo tiene que reconfigurar y plantear la conformación de clústeres para obtener así una mayor profesionalización y atender de manera específica las necesidades actuales.
“Los planes de contingencia nunca están de más, siempre apoyan y siempre logran que la recuperación sea mucho más rápida, porque al final del día el daño va a suceder, es imposible evitarlo, pero la recuperación es lo que se hace un cambio un buen plan de contingencia”, comentó.