El lunes por la noche, cientos de migrantes intentaron cruzar masivamente hacia los Estados Unidos, por la valla fronteriza del Puente Negro, Chihuahua, pero oficiales de la Patrulla Fronteriza norteamericana impidieron su paso con gas lacrimógeno y balas de goma.
Las personas migrantes, de distintas nacionalidades, se concentraron afuera de las instalaciones del Consejo Estatal de Población (Coespo), sobre la avenida Ferrocarril.
Horas antes habían dado aviso a medios de comunicación local, que cientos de personas harían una intervención masiva sobre la frontera con El Paso, Texas.
Una vez reunidas las personas migrantes, se dirigieron al bordo del Río Bravo y caminaron hacia el Puente Negro, donde algunas trataban de escalar el portón y otras lo forzaban para abrirlo.
Pero elementos de la Patrulla Fronteriza lanzaron al menos dos bombas de gas lacrimógeno y dispararon con balas de goma hacia las personas, disuadiendo el contingente.
Luego de este incidente, la Customs and Border Protection (CBP) determinó el cierre de puentes y cruces hacia los Estados Unidos, y reforzó las guardias para prevenir nuevas intentonas de las personas migrantes.
En Matamoros, la madrugada de este martes, también otro grupo de personas en el Puente Nuevo intentó ingresar por la fuerza al territorio estadounidense, por lo que las fronteras a cargo del CBP One fueron suspendidas, causando dificultades para el cruce de personas.
En este sitio corrió el rumor de que permitirían el paso sin cita para solicitar asilo político y humanitario, por lo que llegaron hasta la frontera e intentaron cruzar pero fueron detenidos por las autoridades estadounidenses y frenaron su acceso.
Ante esto, mediante un video, el agente de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Texas, Claudio Herrera, aseguró que la frontera de los Estados Unidos no está abierta para la migración irregular, y pidió a las personas “no escuchar las mentiras de los contrabandistas”.
Insistió en que las políticas de migración de ese país, no han cambiado y declaró que bajo el Título 8, las familias y personas que lleguen sin autorización estarán sujetas a deportación y pueden ser devueltos a sus países de origen.
Y recordó que quienes sean expulsadas, durante cinco años, no podrán ingresar a los Estados Unidos, por lo que pidió que confíen en fuentes oficiales y no en rumores de redes sociales.