Lograr un aumento de salario requiere de una serie de variables. La situación económica del país y de la propia empresa, el desempeño laboral de quien lo solicita y su habilidad para negociar tienen mucho que ver.
Pedir un aumento de salario es todo un proceso que no comienza el día que te paras frente a esa persona para solicitarlo. “Implica cuestiones de todo tu ser: de autoconcepto, historia de vida e incluso temas espirituales, de los miedos que tenemos” e investigación del mercado laboral, dice la psicóloga organizacional Fabiola Esquivel.
Lograrlo requiere de una serie de variables. La situación económica del país y de la propia empresa, el desempeño laboral de quien lo solicita y su habilidad para negociar tienen mucho que ver. Pero también, la discriminación a las mujeres o disidencias sexuales, el racismo y clasismo de quien tenga el poder de aprobar el incremento salarial, así como un sistema de explotación mercado laboral normalizado.
Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indican que en enero más de 19 millones de personas ganan hasta un salario mínimo. Es decir, ese mes obtuvieron como salario menor de 5,255 pesos en la mayor parte del país, mientras el costo de la canasta alimentaria urbana llegó a casi 1,800 pesos por persona, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Otra gran parte de la población ocupada, cerca de 18 millones, ganó hasta dos salarios mínimos. En conjunto, ambos grupos con sueldos precarios representan el 66% del total de las personas que trabajan.
Por el contrario, apenas 1.5% recibió más de cinco salarios mínimos, o sea, poco más de 815,000 trabajadoras y trabajadores. Y una población, mayor 3.2 millones (5.8%), no recibió paga por su trabajo.
México es uno de los países con los salarios más bajos de Latinoamérica, por debajo de países con economías más pequeñas, como Guatemala.
Y dentro de las naciones que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aquí las empresas se quedan con la mayor parte de la riqueza que generan inversionistas y personal. En la Unión Europea el 25% de las ganancias va para accionistas y el 73%, para trabajadoras y trabajadores. En nuestro país el 66% es para accionistas y el 33% para la fuerza laboral.
5 consejos para pedir un aumento de salario
¿En qué momento pedir el aumento de salario? “Puede ser cuando les ascendieron de puesto. La gente cree que un ascenso está ligado con tener un mayor sueldo, pero desafortunadamente no siempre es así”, explica Fabiola Esquivel desde Italia, donde ahora labora.
“Otro momento para pedirlo es cuando están más cualificadas para el puesto de lo que normalmente se pide, que se asuman nuevas responsabilidades de las que se pactaron al inicio. O simplemente que ya tienen un buen tiempo en la empresa con el mismo salario”, detalla.
Desde 2021, la Ley Federal del Trabajo (LFT) obliga a que el aumento anual del salario mínimo debe ser mayor a la inflación. Pero no hay ninguna norma que obligue a las empresas a incrementar los sueldos que rebasan mínimamente ese límite. Por lo tanto, el poder adquisitivo de esas remuneraciones también va en declive.
Un dato curioso. La firma UK Biobank, organización que investiga la predisposición genética y la exposición ambiental al desarrollo de enfermedades, llevó a cabo un estudio con datos de más de 88,000 personas y determinó que las 11 de la mañana es la mejor hora para pedir un aumento de sueldo.
Lo anterior se debe al cortisol. Esta hormona del estrés sigue siendo alta antes del mediodía, lo que te da más energía para enfrentar una negociación laboral de este tipo y además es más probable que tu jefe te escuche en ese horario que en otro momento de la jornada laboral.
Para pedir un aumento de sueldo, la psicóloga organizacional Fabiola Esquivel recomienda estos 5 aspectos básicos:
1. Definir tus porqués
Cuestionarse por qué se quiere pedir el aumento, por la familia, por la propia persona, porque lo merece, porque realiza más tareas. “Primero hay que sentar las bases del porqué lo quiero personalmente; luego, laboralmente”. Eso ayudará a sostener la confianza en lo que se va a pedir, apunta.
2. Investigar el mercado laboral
Averiguar el rango de salario de puestos iguales o similares en otras empresas. La especialista recomienda la página Glassdoor o bolsas de trabajo como OCC e Indeed.
3. Ensayar la petición
Frente a un espejo o con la ayuda de una persona de confianza, practicar de qué manera abordará la conversación. Hay que mantener una postura erguida, pero relajada, dice Fabiola Esquivel.
Tomarse el tiempo para preparar la charla servirá también para preparar la vestimenta, si es algo que llegue a preocupar. La consultora en desarrollo de carrera recomienda usar algo que te haga sentir cómoda o cómodo, que vaya acorde con el estilo de la empresa, si hay un protocolo estricto. Pero si no es así, utilizar lo que les hace sentir bien dentro del ámbito laboral.
4. Tener claro el proceso de la negociación
Comenzar saludando y agradeciendo a la persona por recibirte y brindarte un tiempo para la reunión. En seguida, plantear que haz mejorado tus habilidades de comunicación, investigación, ventas, análisis o cualquier otra, por lo que han aportado mucho más a la empresa.
Otro argumento puede ser: “Se me han adjuntado otras actividades, aparte de las que inicialmente tenía, y considero que es importante valorarlas. Yo valoro mucho a la empresa, mi trabajo y me gustaría negociar un aumento de sueldo”.
5. Prepararse para la respuesta
Si la persona que te puede autorizar el aumento te pregunta cuánto más quieres ganar, puedes darle la pauta consultándole cuánto más podrían darte. Esto, dice la especialista, para evaluar cuánto está la empresa dispuesta a otorgar.
Pero si ya sabes la cantidad que requieres, también puedes establecerla desde el inicio.
Es común que no se resuelvan la situación de inmediato y quien representa a la empresa te diga que lo van a evaluar. En este punto puedes decirle que se tomen su tiempo, o proponer tú una fecha: “¿Le parece que lo veamos el próximo jueves?”.
Algunas empresas ofrecen a cambio otro tipo de incentivos, como más días vacaciones, flexibilidad de horarios o bonos. A las organizaciones les es favorable fiscalmente y algunas personas también pueden encontrarle ventajas a recibir este otro tipo de valoración a su trabajo, comenta la especialista.
“Por eso hay que saber qué es lo que cada persona quiere y necesita. Pero tampoco tienen que responder inmediatamente, pueden pedir un tiempo para analizarlo”.
FUENTE: El Economista