La secretaria de Salud de la Ciudad de México, Oliva López Arellano, en entrevista con este diario confió en que una vez concluida la aplicación de la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 a los mayores de 18 años de edad, se romperá la cadena de contagios y se avanzará hacia una nueva normalidad. Foto Marco PeláezAuto-Lectura
Ciudad de México. Sin resguardo ni cierres generalizados, durante la tercera ola de contagios de Covid-19 el gobierno de la ciudad pondrá a disposición, como ha hecho, todos los servicios y apoyos para atender a la población, pero se requiere de una amplia participación social para mitigar la pandemia, afirmó la secretaria de Salud, Oliva López Arellano.
En entrevista con este diario, destacó que la positividad del virus no es la que se tuvo en mayo –durante el mayor pico de la pandemia–, cuando llegó a 55 por ciento, y ya se estabilizó en 17 por ciento, por lo que hay optimismo de que la vacunación, una vez que concluya la aplicación de la primera dosis a todos los mayores a 18 años de edad, romperá la cadena de contagios y se avanzará hacia una nueva normalidad.
“Se puede tener una ciudad abierta en recuperación económica y con seguridad sanitaria”, aseguró, al considerar que el regreso al semáforo naranja no es un retroceso, sino muestra de que la pandemia sigue activa, con nuevas variantes que producen un mayor número de casos, por lo que se deben respetar las medidas y restricciones que aún se conservan.
Dijo que la apuesta ahora es la vacunación, porque llamar al confinamiento de nuevo no es opción, pues esta crisis sanitaria tan larga no sólo ha afectado enormemente la economía de las familias, sino además la salud mental, la sociabilidad y la integración de las familias, por lo que “tenemos que aprender a vivir en una nueva normalidad construida con seguridad entre todos.
“El gobierno de la ciudad aplica las vacunas de manera masiva, rápida, para ir avanzando en la protección de las personas y de los colectivos, pero la población también tiene que poner de su parte, como autolimitar su movilidad, ya que no puede ser esa movilidad desaforada que teníamos en otros momentos; así como evitar fiestas o reuniones, aislarse si se tienen síntomas, avisar a los contactos y seguir cautelosamente usando todos los espacios que son más seguros”, expuso.
Insistió en que se trata de una tarea de todos. “No se debe bajar la guardia, incluso aunque estemos vacunados, porque se evita el cuadro grave desde luego y reducir la probabilidad de muerte, pero se puede infectar a los que aún no están inmunizados”.
Señaló que se está en una condición muy distinta al semáforo naranja que se registró el año pasado, pues la hospitalización no está siendo tan alta en relación con el número de casos identificados y está afectando a otros grupos poblacionales más jóvenes, que tienen una mayor capacidad de recuperación, lo que se ha visto reflejado en una menor mortalidad.
En la ciudad se han aplicado más de 7.6 millones de dosis de las vacunas contra el Covid-19, con las que se tiene cubierto a todo el grupo de 50 años y más con un esquema completo, un avance sustancial en el de 30 a 49 años, y la próxima semana se empezará con los de 18 a 29 años, refirió.
Sin embargo, anotó que volver a lo que se conocía antes será realmente difícil y no es recomendable, por lo que el uso del cubrebocas, por ejemplo, se mantendrá como parte de los instrumentos de protección de manera permanente, ahora y en otros momentos, sobre todo en la época invernal, cuando se presenta un cuadro común de varios virus respiratorios.
Comentó que con el nuevo semáforo epidemiológico sólo se consideran cierres parciales, según lo amerite la dinámica de la ciudad, como cuando se definían colonias de acción prioritaria, en las que se hacía una campaña específica para la zona, según el número de contagios y de personas hospitalizadas.
En La Jornada