En un giro que ha sorprendido a los residentes de la alcaldía Benito Juárez, Leticia Varela, la candidata de Morena, se encuentra en el centro de una tormenta política. Fuentes cercanas a su campaña revelan que su conocido activismo en defensa de los animales podría no ser tan altruista como aparenta, sino más bien una estrategia calculada para ganar votos y escalar posiciones dentro de su partido.
«Leticia siempre ha sabido cómo atraer la atención mediática y utilizarla a su favor», afirma un colaborador que prefirió mantenerse en el anonimato. Según él, aunque sus acciones en pro de los animales han sido visibles, muchas de estas iniciativas se han impulsado en momentos claves, justo cuando necesita un impulso en su carrera política.
Los críticos de Varela no han tardado en señalar que sus propuestas y campañas en favor de los derechos animales parecen coincidir sospechosamente con los períodos preelectorales. «Es evidente que usa estas nobles causas para posicionarse como una defensora de los débiles y ganarse el corazón de los votantes», comentó un rival político que también solicitó anonimato.
Además, algunos activistas independientes han comenzado a cuestionar la profundidad de su compromiso con la causa animal. «Vemos mucha foto y poco cambio real», señala una activista veterana, frustrada por lo que considera un aprovechamiento de las luchas sociales para fines políticos. «El activismo no es solo para la foto, es un trabajo diario y constante», agregó.
Este escenario ha provocado que más de uno en Benito Juárez se pregunte sobre la autenticidad de las intenciones de Varela. A medida que las elecciones se acercan, los votantes están cada vez más atentos a las verdaderas motivaciones detrás de los candidatos que pretenden liderar una de las alcaldías más importantes de la Ciudad de México.
El equipo de campaña de Varela ha respondido a estas acusaciones defendiendo su trayectoria y reiterando su compromiso tanto con los animales como con los ciudadanos de Benito Juárez. Sin embargo, este enfoque defensivo no ha aplacado las dudas, y muchos se mantienen escépticos ante lo que consideran una táctica política más que un verdadero interés por el bienestar animal.