Más de medio millón de personas asalariadas se sumaron en el sexto mes del año a la fuerza laboral que trabaja más de 48 horas por semana, por arriba del límite que marca la legislación federal, reportó el Inegi.
En el cierre del primer semestre del año, la población ocupada tuvo un crecimiento de 280,964 personas, pero el aumento de los asalariados fue casi el doble, de acuerdo con lo reportado por la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Sin embargo, la recuperación del trabajo subordinado estuvo acompañada de un deterioro de las condicionales laborales.
En junio, el empleo subordinado ganó 468,824 personas, pero el grupo de trabajadores que labora más de 48 horas a la semana, es decir, por arriba del límite legal, creció en 697,322 plazas. Este incremento es incluso 1.4 veces superior al aumento general de la población en esta condición.
De esta manera durante el segundo trimestre del año los asalariados que tienen jornadas superiores al máximo legal pasaron de representar del 25 al 27% del total del trabajo subordinado en el país.
“Es uno de los síntomas de una enfermedad más grande, que es la falta de condiciones laborales óptimas. Definitivamente es una mala noticia si vemos un incremento entre aquellos trabajadores que tienen jornadas laborales extensas y mayores a las que están definidas por Ley”, señala Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El incremento de la población subordinada con jornadas superiores al límite legal sólo se agrava más al considerar que en muchas ocasiones estas personas no tienen un pago por las horas extras que laboran, expone la especialista.
En el sexto mes del año, la población de trabajadores subordinados con una carga laboral extensa creció 6.8%, un incremento 2.4 veces superior a lo observado en mayo.
Desde la perspectiva de Ornella Ortiz, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en mercado laboral, las cifras son un síntoma de la precarización del empleo y muestran que las personas subordinadas enfrentan condiciones adversas.
“Las personas que están en una condición de subordinación deberían contar con horarios adecuados para conciliar entre la vida y el trabajo y es fundamental porque son el grupo más grande entre la población ocupada”, apunta la especialista.
Ser subordinado no siempre es bueno
“Esto nos muestra parte del retroceso de la calidad del empleo subordinado y que el hecho de tener un patrón no siempre implica estar en la formalidad y tener las mejores condiciones laborales”, apunta Ana Gutiérrez.
El crecimiento de la población que trabaja más de 48 horas por semana pone en evidencia que la percepción de que el trabajo subordinado suele estar asociado con una mejor situación laboral, no siempre es cierta, opina la especialista.
En ese sentido, Ornella Ortiz considera que la noción de estabilidad en torno al trabajo subordinado sigue arraigada en el imaginario colectivo, pero “ha pasado el tiempo y los procesos se han precarizado. Y se puede tener la idea de que la subordinación te puede dar mayor certeza que emprender o ser autoempleado, pero no necesariamente pasa en la realidad”.
El hecho de tener más personas trabajando jornadas extensas muestra que la estabilidad no es el único elemento importante en la subordinación, también lo es las condiciones en las que se trabaja. “Puedes tener un contrato de tres meses, por ejemplo, pero cubres jornadas de más de 48 horas semanales y podría ser que exista una cierta estabilidad, pero ¿bajo qué condiciones? Eso es súper cuestionable”, reflexiona la especialista.
FUENTE: El Economista