Figura histórica de la izquierda mexicana y hasta hace poco compañera de lucha de López Obrador, Rosa Albina Garavito no se muerde la lengua al calificar la gestión del tabasqueño al frente del Ejecutivo: no es un hombre de izquierda , su “vocación” por el autoritarismo es preocupante.
Rosa Albina Garavito Elías es un referente de la izquierda en este país: testigo en su juventud de la masacre del 2 de octubre de 1968 y la matanza de 1971, decidió ese año unirse a la guerrilla urbana en Nuevo León.
Socióloga, economista, exdiputada, exsenadora, fundadora del PRD –al que renunció hace más de una década– y autora de Sueños a prueba de balas. Mi paso por la guerrilla, Los espejismos del cambio 2000-2002 y Apuntes para el camino. Memorias sobre el PRD.
Fue también compañera de Andrés Manuel López Obrador cuando ambos militaban en el PRD. Ahora, como académica, hace un balance crítico de la administración lopezobradorista, pero no desde el odio, una postura generalizada de sus opositores, sino desde el aprecio, por haber compartido trinchera.
Garavito responde un cuestionario a Proceso y habla de los signos de alerta que ve en el gobierno que encabeza el hombre por el que votó en 2018: amenazas contra la institucionalidad democrática, el menoscabo al Estado laico, la creciente militarización del país y una vocación desde Palacio Nacional por restaurar el presidencialismo autoritario.
–¿Qué balance hace de estos tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador? ¿Ve un proyecto político de transformación real o considera que termina quedándose en lo retórico y en lo simbólico?
–Por desgracia, en la llamada Cuarta Transformación hay mucho de retórica y mucho de simbolismo, pero nadie podría regatearle a AMLO la eficacia política de su discurso, un discurso poderoso que lo mantiene en altísimos niveles de popularidad.
“Es claro que AMLO tiene un enorme talento político para leer el sentir de las grandes mayorías del país y si a ello sumamos la autoridad moral que le otorga su trayectoria de no usar a la política como fuente de enriquecimiento personal, entonces nos encontramos frente a un fenómeno político inédito en México en lo que va del siglo XXI. De manera que cualquier balance de su gobierno tiene que partir de este hecho histórico y tiene que partir también de la debacle de los partidos, una debacle moral y política que difícilmente hace contrapeso al fortalecimiento del liderazgo personal de AMLO; tanto que a pesar de sus yerros no es difícil sostener que su proyecto político tendrá una vida transexenal, una especie de ‘maximato’.
FUENTE: Proceso