Las centrales de autoabasto se han convertido en el principal blanco de la reforma propuesta desde presidencia. La iniciativa propone eliminar todos los contratos otorgados bajo esta figura.
La generación eléctrica mediante centrales de autoabasto, una de las formas de inversión privada más criticadas durante el sexenio, podría reducirse en un 48% de aprobarse la reforma al mercado energético en los términos actuales, de acuerdo con estimaciones hechas por la estatal CFE.
Las centrales de autoabasto se han convertido en el principal blanco de la reforma propuesta desde presidencia. La iniciativa propone eliminar todos los contratos otorgados bajo esta figura, aunque aún no queda claro qué pasará con las centrales construidas bajo los permisos dados antes del último cambio constitucional al mercado, de 2013.
Pero la CFE ya ha hecho una estimación del uso que se les podría dar a estas centrales, cuya energía sería despachada después de la electricidad producida en los activos de la CFE. Según sus cálculos, presentados hace unos días en el parlamento abierto de la Cámara de Diputados, la generación de estas centrales se reduciría casi a la mitad, de 50,937 a 26,293 gigawatts hora. El primer dato corresponde a la generación de estas plantas durante octubre del año pasado -que fue el caso base tomado por la compañía para hacer la proyección-, mientras que el segundo dato se origina de un escenario hacia 2024, en el que el parque de generación de la estatal sea despachado hasta cubrir el 54% de la demanda total.
El estimado de la compañía incluye la eliminación de las centrales “que operan en un esquema de autoabasto ilegal”, de acuerdo con el documento. La estatal no ha dado a conocer cuáles son todos los elementos a tomar en cuenta para determinar la legalidad de uno de estos permisos. Pero Mario Morales Vielmas, el director general de intermediación de contratos legados de la compañía, dijo hace unos días que 103 de los 233 contratos de autoabasto que tiene contabilizados la compañía serían considerados como ilegales.
“Los autoabastos legales mantienen su esquema de programa de despacho fijo y serán los primeros en ser despachados después de haber cubierto el 54% de CFE”, ha informado la compañía en una presentación. Así, estas centrales no solo dejarían de proveer energía de manera directa a algunas compañías, sino que serían tomadas en cuenta en el total del parque de generación y los grandes consumidores tendrían que recurrir a la CFE para cubrir su demanda.
Los contratos de este tipo incluyen centrales que funcionan con combustibles fósiles y energías limpias. De acuerdo con el estimado, las plantas de ciclo combinado –a base de gas natural– son las que tendrían una disminución mayor en su uso, caerían en alrededor de 60%.
La utilización de las plantas hidroeléctricas, bajo este tipo de contrato, bajarían en 53%, las termoeléctricas en 52% y las eólicas en 32%.
Las centrales. de autoabasto que funcionan a base de paneles fotovoltaicos son las únicas que experimentarían un crecimiento en su uso, de 19%, según el documento. La generación de este tipo pasaría de 2,174 a 2,600 gigawatts hora.
La figura fue creada en 1992 para cumplir con la demanda industrial de ese momento y que no podría ser cubierta por la estatal CFE. El modelo se basó en que las compañías privadas podrían tener su propia central eléctrica para uso propio. La reforma energética de 2013 decidió respetar esos contratos –algunos de ellos ya próximos a vencerse–, pero sin otorgar nuevos permisos bajo este modelo. La actual administración de la CFE ha asegurado que est e modelo se ha deformado y ha servido para que grandes compañías accedan a precios de generación más bajos que el resto de consumidores. En tanto, el sector privado ha defendido que ese modelo permitió al país atraer inversiones, crecer puestos de trabajo y lograr menores costos para consumidores.
Bajo este modelo operan empresas como Iberdrola, Mitsui, SAAVI, Naturgy, Mitsubishi, Abeinza y Enel, principalmente, y que en su mayoría han sido objeto de crítica por parte del gobierno federal.
Los Productores Independientes de Energía, otra figura que también ha sido criticada de manera constante durante el sexenio, sólo verían una baja de 3.6% en su generación. Las plantas eólicas, que producen bajo esta figura, producirían 92,500 gigawatts hora en 2024, en lugar de los 95,568 que produjeron en octubre pasado.
FUENTE: Expansión